Cuando eres niña, tu mundo es aquella obra teatral producida por tus padres. Conforme creces, percibes que estas dejando de ver a las cosas como te las contaron y te das cuenta que antes fuiste un ciego guiado por lazarillos. Duele saber que, desafortunadamente, muchas cosas que pasan, no son como tú las habías creído por mucho tiempo. Aun así, pienso que no hay que culpar a los padres, a los maestros, a los tutores o a los hermanos mayores por ello; ya que todos tenemos una propia interpretación de los hechos que suceden en la realidad y las manifestamos a través de nuestras creencias o ideales; todo lo que esta en nuestras mentes es una simple interpretación de nuestro entorno y eso se lo trasladamos con aciertos, errores y prejuicios a aquellos que recién comienzan a pisar la tierra. Cuanto nos cuesta a los seres humanos destruir aquella interpretación que nos heredaran y volver a construir por nosotros mismos una idea propia del mundo, que no es mejor ni peor que la anterior, pero que nos pertenece y por eso tenemos el derecho a construirla y luchar por que ella prevalezca sobre las demás. De pronto he recordado, que los medios de comunicación influyen decisivamente en nuestra forma de ver al mundo, resultando esto muchas veces peligroso. Los motivos económicos que guían a X industria de las telecomunicaciones, hacen que la mayor parte del tiempo nuestras mentes sean manipuladas para obtener el beneficio requerido por estas empresas, esto de ninguna manera es un vilipendio a aquellos que dedican su vida a estas industrias, sino que me resulta sorprendente saber lo maleable y débil que puede resultar la mente de una persona. La publicidad, los cánones estéticos que se proclaman en televisión y anuncios, los estilos de vida, las películas, las novelas y un largo etcétera, nos hacen pensar que no hay otra manera de ver el mundo que aquella que es dada por estos medios o nos dejan una sensación agria cuando no pertenecemos a esa vorágine.
Es difícil interpretar al mundo de nuestra manera, ya que siempre nos sentimos atraídos por aquello que nos es dado. Si bien siempre estaremos influenciados por el exterior, no debemos olvidar que somos seres autónomos y que la uniformidad de pensamiento como parte de una masa, nos convierte en entes desprovistos de voluntad y manejados por hilos invisibles.
Es difícil interpretar al mundo de nuestra manera, ya que siempre nos sentimos atraídos por aquello que nos es dado. Si bien siempre estaremos influenciados por el exterior, no debemos olvidar que somos seres autónomos y que la uniformidad de pensamiento como parte de una masa, nos convierte en entes desprovistos de voluntad y manejados por hilos invisibles.